Los riesgos de conducir con enfermedades crónicas

Los riesgos de conducir con enfermedades crónicas.

Las enfermedades crónicas en los conductores son una de las causas de accidentes de tráfico. La DGT prohíbe conducir a quienes tienen patologías que puedan afectar directamente a los sentidos físicos necesarios para mantener la atención completa de la conducción, mientras que con otras se puede obtener el carnet de conducir, pero aún así no dejan de ser riesgosas para la seguridad vial.

En esta entrada, te contaremos cuales son las enfermedades crónicas más comunes y cuáles son los riesgos a los que te exponen para que estés atento a sus síntomas a la hora de conducir, como así también podrás conocer la forma de aumentar tu seguridad ante un episodio que te impida seguir circulando.

Enfermedades crónicas más comunes y sus riesgos

Hay enfermedades crónicas que afectan a gran parte de la población, no solo de España sino del mundo. Son patologías que si no las tienes tú, seguramente alguien de tu entorno cercano sí. Sus síntomas impiden que esté la completa atención sobre el volante y lo que pasa en el entorno del tráfico, disminuyendo la capacidad de la conducción. 

Es importante conocer cuáles son y los riesgos a los que te exponen para que al momento de estar bajo alguno de sus síntomas puedas tomar medidas que te lleven a estar en seguridad y no exponerte a ti y al resto a situaciones de riesgo.

 Las enfermedades crónicas más comunes son:

Depresión

Esta es una complicación muy común que deriva de enfermedades crónicas. Afecta a más de 300 millones de personas alrededor del mundo y sus síntomas son apatía, desgano, malestar, tristeza, entre otros. A su vez, esto puede ocasionar trastornos del sueño y desinterés lo cual afecta a la capacidad física y psicológica de un conductor a la hora de estar al volante. 

El riesgo está en que hay menos capacidad de reacción a los obstáculos, a las conductas peligrosas de otros conductores o ser errático en las propias maniobras.

Los días en los que estos síntomas se encuentren más exacerbados lo ideal es evitar conducir, como así también evitar conducir si se está recién iniciando un tratamiento con medicación para esta patología ya que sus efectos adversos pueden perjudicar a la conducción.

Alergias

Esta patología afecta a más de un cuarto de la población española. Es una de las más silenciosas y por lo mismo, la que más riesgos expone a los conductores. 

Una de sus expresiones más comunes son los estornudos reiterados, ojos llorosos, desequilibrios en la respiración, moqueo. En su mayoría se manifiestan en la zona de la cara y ante un episodio alérgico (como puede ser una simple rinitis) el conductor quita involuntariamente gran parte de su atención de la conducción.  

Un episodio alérgico al volante supone un gran peligro para la seguridad ya que, a modo de ejemplo,  el hecho de estornudar de manera continua implica perder la atención en un tramo considerable del recorrido a la vez que produce espasmos en el cuerpo que pueden desestabilizar el volante. 

Anemia

Una anemia controlada no debería suponer un riesgo para la conducción y los médicos, de ser así, le permiten al paciente conducir. Sin embargo, en muchos casos no se le presta la debida atención y los síntomas más comunes se presentan con fatiga, mareos, taquicardia, sudoración excesiva, entre otros. 

Al igual que sucede con las alergias y la depresión, estos síntomas impiden que uno pueda estar enfocado al 100% a la conducción y por ende las reacciones pueden ser desmedidas, erráticas o demasiado lentas. 

Diabetes

De acuerdo a lo que establece la DGT, los conductores con diabetes y con antecedentes de hipoglucemia severa son quienes más riesgo tienen de sufrir un accidente al igual que los diabéticos del tipo I. Por tal motivo, el carnet de conducir de estas personas tiene una vigencia máxima de 5 años para establecer un mayor control de su estado de salud al volante.

Estas son solo algunas de las enfermedades crónicas más comunes que suponen un peligro para la seguridad vial, sin embargo quien las padece no está inhabilitado para conducir. Por ello, si sufres alguna enfermedad crónica de cualquier tipo es importante estar atento al estado de salud y a los síntomas para poder tomar las medidas necesarias para tu seguridad, ya que los riesgos son claros:

  • Dificultad para prestar atención al recorrido y al entorno
  • Efectuar maniobras bruscas o erráticas
  • Baja reacción y respuesta a las conductas peligrosas de otros conductores
  • Ocasionar un accidente con otros usuarios de la vía pública

Ante síntomas graves: Evitar conducir o detenerse y pedir ayuda 

Muchas veces, hay episodios producidos por alguna enfermedad que impiden que se pueda seguir circulando con tranquilidad, confianza y seguridad. Ante esto, lo mejor es detenerse de manera segura y aguardar a que pase o pedir ayuda. 

En caso de verse obligado a detener el desplazamiento en una carretera, autovía o autopista será necesario asegurarse de ser visto por otros conductores para no ser embestidos. Por ello, si sufres de enfermedades crónicas lo mejor será contar en tu vehículo con una baliza V16 homologada. Este dispositivo no te exigirá descender de tu coche para colocarlo y aumentará la visibilidad del mismo para prevenir accidentes.

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